Un valle famoso de la costa aragüeña, por donde corre el río Tamaira, con
tantas historias viajando por sus aguas, es Chuao, parroquia del municipio
Santiago Mariño, con un fascinante poblado aposentado a cinco kilómetros de la
playa. Un fruto de su generosa tierra ha conquistado el envidiable reconocimiento
de ser considerado, desde la época colonial, como el «Mejor Cacao del Mundo».
Prólogo de su historia
El 23 de febrero de 1568, Diego de Lozada, fundador de Caracas, otorga a
Justo Desque una encomienda en la costa, el valle de Chuao incluida en ella,
pero es Abraham Desque quien aparece como encomendero. Todo hace presumir que
se trata de la misma persona. Para 1591 la encomienda está vacante y el gobernador
Diego de Osorio la concede a Cristóbal Mejía de Avila. En 1649, por resolución
del gobernador Pedro León Villarreal, Pedro de Liendo -esposo de Catalina Mejía
de Avila- recibe las tierras de Chuao. Corriendo los días de 1671, Catalina
Mejía instituye la obra pía y dispone que, con la venta del cacao, se costearía
las capellanías del Convento de San Francisco y del Hospital de Caracas y se
pagarían los dotes (matrimoniales) de las casaderas pobres. El obispo Mariano
Martí, en su peregrinaje por Venezuela, llega a Chuao el 31 de diciembre de
1772, ordenando la conclusión de la iglesia que estaba en construcción.
Después de la Independencia, Simón Bolívar, por decreto del 24 de junio de
1827, entrega el sitio y la hacienda a la Universidad Central de Venezuela.
Presidentes propietarios del lugar
Dos mandatarios venezolanos que, en ejercicio del poder, se hicieron
dueños de grandes extensiones de terrenos, se citan como propietarios de
Chuao. El primero fue Antonio Guzmán Blanco, que la adquiere por compra que
hace al señor Antonio V. Medina, según consta en documento registrado en la
Oficina de Registro del Distrito Federal, el primero de junio de 1886, bajo
el N° 800 del Protocolo Primero, tomo 2; instrumento registrado también en la
Oficina Subalterna de Registro del Distrito Girardot del Estado Aragua. el
veinticinco de julio de 1886, bajo el N° 56 del Protocolo Primero.
A la muerte del Ilustre Americano, la heredad corresponde por partes
iguales a sus cinco hijos varones: Bernardo Antonio, Diego, Roberto, Simón y
Antonio; quienes venden al general Juan Vicente Gómez, identificado en el
documento como «mayor de edad, Comandante en Jefe del Ejército Nacional, propietario,
hábil para contratar y residenciado en la ciudad de Maracay, capital del Estado
Aragua». El precio convenido para la venta fue un millón quinientos mil
bolívares, que los vendedores declaran haber recibido en dinero efectivo y a
satisfacción. También hacen constar que la hacienda Chuao «tiene una
servidumbre activa a su favor, de derecho de paso por la hacienda Guayabita,
para comunicase con Turmero». En la venta queda incluida «la marca de comercio
Chuao, expedida por el Ministerio de Fomento de los Estados Unidos de Venezuela,
31 de octubre de 1909, bajo el número 262, para distinguir los cacaos de la
hacienda vendida y también los derechos que puedan pertenecer a los vendedores
en materia de hidrocarburos y demás sustancias similares». Este documento está
firmado entre otros por el doctor Rafael Max Valladares, otorgante apoderado
del señor Antonio Guzmán Blanco (hijo) y está registrado en la Oficina Subalterna
de Registro del Distrito Mariño del Estado Aragua, el 20 de octubre de 1930,
bajo el N° 12, Protocolo Primero, cuarto trimestre; me fue facilitado por mi
habitual pesquisa por lo histórico: Pedro Reyes Ponce.
Miscelánea final
En anterior párrafo se lee que está oficializada una marca comercial,
para distinguir los cacaos que produce la tierra que motiva la presente
crónica, recordatorio que hago para desvirtuar una nota aparecida en la página
F-8 del diario El Siglo, correspondiente a su entrega del 29 de octubre del
año 2000, donde se puede leer que el Ministerio de Producción y Comercio
(MPC) «otorgó la primera solicitud de denominación de origen al famoso cacao
de Chuao, cosechado en nuestra costa aragüeña. Esta es la primera vez en la
historia que se concede una denominación de origen en Venezuela, de un producto
notorio, autóctono de una región geográfica determinada». En verdad el
otorgamiento de marca de origen se dio al «Mejor Cacao del Mundo», en la fecha
anotada en el documento de venta al general Juan Vicente Gómez: 31 de
octubre de 1909, bajo el número 262. El otro comentario adicional lo motiva el
otorgante apoderado de uno de los vendedores, el abogado Rafael Max
Valladares, profesional dedicado a los negocios. Cuando los lagos de asfalto y
otras manifestaciones del petróleo captaron la atención de nacionales y
extranjeros para su posible explotación, Rafael Max Valladares, el 2 de enero
de 1912, recibe la más grande concesión petrolera que hubiera entregado el
gobierno de los Estados Unidos de Venezuela. El día 4 del mismo mes y año la
transfiere a la Caribbean Petroleum.
Chuao es un tesoro de la costa aragüeña, con casi todo lo que pueda
esperarse de un destino caribeño; es un extraordinario lugar que ha
deslumhrado, durante cientos de años, a los viajeros que tienen la suerte de
conocerlo. Allí se llega por mar desde Choroní o por senderos de montañas de
exuberante vegetación; una de esas veredas, serpenteando la espesura del
Parque Nacional Henri Pittier, comunica al pueblo de los Diablos Danzantes
con Turmero.