Puedo escribir con cierta seguridad que nadie, o casi nadie, para
acercarme más a la realidad, recuerda en este año 2001 que en el centro de la
ciudad, al frente del antiguo Palacio Municipal, la demolida casa de los nueve
pilares, hubo un espacio tan arborizado como nuestra querida Plaza Mariño,
donde los vecinos solían reunirse con gusto y placer para su esparcimiento en
los ratos libres; quizás por su tamaño la gente la llamaba plazoleta. Como nunca estoy ni en el mismo libro, ni en la misma página, pude
leer en un documento municipal, fechado el 23 de octubre de 1937, firmado por
el Síndico Procurador Municipal de la época, señor Amador C. Guzmán, que el
nombre oficial del lugar era Parque Simón Rodríguez. Fiel a mi ideología de
darte a conocer el pasado de todos los rincones de la ciudad, busco auxilio
en ese curioso colaborador de mis trabajos que es la investigación histórica.
Origen de la propiedad
El génesis de la plazoleta lo encontramos en la adquisición que hace
elConcejo Municipal del Distrito Mariño de un terreno al señor Simón Bravo,
que antes había pertenecido al general Francisco Navas Alcántara. El documento
de compra está autenticado en el Juzgado del Municipio Choroní, por residir
allí el vendedor, fechado el 13 de abril de 1921. El precio de la venta fue de
cuatrocientos bolívares. La extensión negociada tiene los siguientes
linderos: naciente, Casa Municipal y su fondo, calle en medio; poniente, casa
de sucesión Curtois y de Aureliano Trujillo: norte, casa de Amelia Blanco,
calle en medio, y sur, casa de Olimpia Curtois, calle Miranda en medio. Este
título de propiedad está registrado en la Oficina Subalterna de Registro del
Distrito Mariño bajo el número 18, en fecha 29 de abril de 1921. Las copias en
los libros tienen las firmas de Carlos R. Rodríguez (presentador), Felipe Gómez
López y Carlos Blanco Galeno (testigos) y Rafael J. Pérez (registrador).
El Parque Simón Rodríguez existió hasta 1940, cuando el general
Francisco Linares Alcántara (hijo) ejercía por quinta y última vez la
presidencia del estado. Ese año el gobierno regional inicia la construcción
de dos modestas obras; los trabajos concluyen el año siguiente y corresponde
la inauguración a las autoridades designadas por el gobierno democrático del
general Isaías Medina Angarita. El 24 de julio de 1941, el presidente del
estado, Tomás Pocanís. en compañía del secretario general de Gobierno. Julio
Morales Lara, ponen en servicio el Comedor Escolar Josefa María Ramos y el
Dispensario Médico Pedro Buznego Martínez, rebautizado luego como puesto de
salud Josefina Martínez Rui de Díaz González. En el devenir de los años estas
estructuras, en diferentes momentos, prestaron servicio de prefectura, cuartel
de policía, puesto de vigilantes de tránsito y sede de la biblioteca Fernando
Rodríguez, respetable institución que está muy réquiem in pace, por absurda decisión de un alcalde anterior.
Bosquejos biográficos
Josefa María Ramos, a quien la posteridad
la conoce como Pepita Ramos, pianista de profundos conocimientos del género
clásico, ejecutaba sus conciertos en su hogar de la hacienda San Pablo,
especie de ateneo donde se reunía lo más granado de la intelectualidad
aragüeña. Era hija del general Pedro Etanislao Ramos y de Carmen Izaguirre.
El historiador Pedro Modesto Bolívar, en su artículo Turmero ante la historia publicado en la revista
Candelaria-Turmero N°41, hace la siguiente
cita tomada de Manuel Modesto Gallegos: "De las familias que con más
frecuencia abrían sus salones en Turmero eran las Ramos una de ellas,
donde conocí —afirma el autor en su narración— a los hermanos Vollmer, Federico
y Gustavo, que de su hacienda El Palmar iban de San Mateo con frecuencia a
visitar a la familia Ramos, con quienes tenían relaciones amistosas, y cuando
los Vollmer llegaban a San Pablo, las habituales reuniones se convertían en
agradables conciertos instrumentales, pues Federico, además del violín, tocaba
con gusto el piano; Gustavo, el violoncelo; Pepita Ramos es pianista de gusto,
y su hermano Pedro manejaba la varilla con tal precisión y sentimiento que le
arrancaba al violín deleitosas armonías. Muchas veces a tan escogido cuarteto
se agregaba el culto hijo del pueblo, Baldomero Guzmán, músico de mucho genio
que ejecutaba varios instrumentos, y era compositor inspirado".
Por una correspondencia de Pedro Ramos Izaguirre a su hermana. Eloísa
Ramos de Rui, se sabe que en diciembre de 1885 la notable pianista Teresa
Carreño pernocta en la hacienda San Pablo. "Como ella (Teresa Carreño) se
quedó en nuestra casa, en la tarde improvisamos una velada, estando presente
mi compadre Federico, quien junto conmigo acompañamos a Teresita con nuestros
violines, mientras ella cantaba y tocaba en el piano de Pepita. También se
hallaba con nosotros el señor Guzmán, el general Gallegos, el
padre Avelino Pina y otros amigos".
Pedro Rafael Buznego Martínez nace en El Consejo el 2 de agosto de 1875, farmaceuta de profesión.
De 21 años escribe sus primeros poemas, influenciado por la corriente
criollista del ambiente literario de la época; en El Cojo [lustrado se publican algunas de
sus creaciones. En Turmero se establece en 1912, estando al frente de la
Farmacia Moderna, sitio de reunión de los intelectuales locales.
En Turmero ejerce la medicina y el Jefe Civil del Distrito Mariño, Pedro
A. Rugeles, recomienda al Concejo Municipal, el 4 de abril de 1925, su
nombramiento como médico de la ciudad, sugerencia que es aceptada por la
Cámara Municipal. El día 7 del mismo mes y año Buznego se dirige al cuerpo
edilicio en estos términos: "Ciudadano Isidoro González, Presidente del
Concejo Municipal. Presente. Acuso recibo de su atenta correspondencia fecha
de ayer, en el cual se sirve participarme que el Cuerpo que Ud. dignamente preside
me ha designado Médico de Ciudad de ésta población, con el sueldo mensual de
ochenta bolívares. Al aceptar el cargo me es grato manifestar a Ud. i a la
Corporación mis más expresivas gracias. Soy de Ud. Atento S.S. (firmado)
Buznego Martínez".
El doctor Buznego, como lo conocía el pueblo, fue miembro del Concejo
Municipal, ejerciendo incluso su Presidencia; también nos representó como diputado
ante la Asamblea Legislativa de Aragua. A comienzos de 1931 se traslada a
Caracas como regente de la Farmacia Alemana (esquina de La Gorda). Fallece en
la capital de la República el 19 de junio de 1934.
Reflexiones finales
En el espacio del antiguo Parque Simón Rodríguez se yergue un edificio
de tres plantas, aún sin inaugurar, cubierto con tablillas de greda, con
grandes ventanales en aluminio horneado y vidrios; será destinado a la Estación
Central de Policía de Turmero.
El nombre del poeta Pedro Rafael Buznego fue escogido para distinguir
la Casa de la Cultura del Municipio José Rafael Revenga. En el pasado mes de
agosto se cumplió una variada programación para conmemorar el 126° aniversario
de su natalicio.
Referencia obligatoria en esta parte de mi escrito es la situación
miñosa que presenta la casa de Pepita Ramos, testigo silente de épocas mejores,
donde se reunían intelectuales y artistas del pasado. La vivienda se
derrumba ante la indiferencia de los organismos municipales, estatales y
nacionales, se ha convertido en peligrosa guarida de gentes de mal vivir. Sus
actuales propietarios la adquirieron por documento registrado en Turmero bajo
el número 32, protocolo Io, tomo 3, en fecha 18 de octubre de
1999; allí se puede leer que el inmueble tiene 665,86 m: de construcción,
278,30 m2 de patio interno, 10 habitaciones, más habitación
principal con baño y vestier, 2 baños adicionales y corredor típico de casa
colonial. El título de compraventa citado, en relación a esta mansión,
contiene una observación que reproduzco en toda su textualidad: "Se encuentra inventariada
por el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) como acervo histórico cultural de
la nación, y en consecuencia con el artículo 43 de la Ley de Protección y Salvaguarda
del Patrimonio Cultural, no podrá ser objeto de demolición o modificación
alguna que altere sus condiciones originales de construcción, y por tanto sólo
podrá ser restaurada con la tipología y características de los materiales
propios de la época".
Pepita Ramos y Pedro Rafael Buznego se abrieron paso en disímiles
días, en el universo de la cultura, para dejar un legado imborrable que no
acepta marchitez.
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