miércoles, 7 de enero de 2015

POETA DE TRASCENDENCIA
Turmero es un pue­blo con el privilegio de tener hijos cultores del pensamiento. Uno de eses prodigios de la creatividad literaria es el poeta José Rafael Pérez Ramos, nacido en nuestra ciudad el 6 de octubre de 1924, hijo de los esposos Benito Pérez Blanco y Lourdes Ramos, es creador de una obra imperecedera que no acepta olvidos.

En Turmero escri­bió la inspiración de su lírica, una poesía pura y verdadera, libre e intimista, en una época dominada por el costumbrismo, el soneto y la rima; la venezolanidad estuvo presente en sus textos y al Píntame Angeli­tos Negros de Andrés Eloy Blanco, respon­de con la extraordina­ria creación Los Ángeles de mi Pueblo: «Voy a hacerla de pintor/para sembrar tu contento /pintando una Virgen blanca / con siete angelitos negros / nacidos, como tú quieres, / de Morón a Barloven­to». Pérez Ramos fue un adelantado a su tiempo, dueño del don de la poesía, a la cual daba títulos sugesti­vos como ¡Salve, Ca­pitana!, llamando así a una desconocida dama a la perennidad en su poema:«¡Salve, Capitana.'/El dios de los vientos / me llevó hasta tu azul, / la risa loca de las olas / se metió entre tus rizos/ y el náufrago halló norte /en el Ave Ma­rina de tus ojos». En su obra cargada de neologismos, presagia nostalgia y alejamien­to: «Presiento que el destino / y mi suerte de ti me han aparta­do / que lo negro de mi adverso sino / de nuestro amor lo blan­co haya manchado».

En 1958, cuando se instaura el régimen democrático, José Pé­rez Ramos se incorpo­ra a la lucha cívica y en representación de URD, partido del que fue miembro funda­dor, integra el Conce­jo Municipal del Dis­trito Mariño. En di­ciembre de esc año es electo diputado a la Asamblea Legislativa del estado Aragua, siendo en ella jefe de la mayoritaria frac­ción amarilla. El bar­do, en la búsqueda del perfecto mundo de la poesía, se acercaba con frecuencia al he­donismo más puro, cosa muy común en­tre los poetas de en­tonces: en un fin de semana baja acompa­ñado de varios amigos al litoral aragüeño, allí enferma repentina­mente y al no podér­sele suministrar trata­miento médico, su sa­lud se agrava. Es con­ducido a una clínica privada en Maracay, donde su estro se extingue el 24 de agosto de 1959, a las pocas horas de su ingreso Su tránsito a la morada eterna fue multitidinario, lo más granado de la sociedad regional se hizo presente en el adiós lastimero. Su nombre es epónimo del estadium de béisbol de Turmero y de una calle de la urbanización El Piñonal de Maracay.

El 4 de septiembre de 1960, un comité integrado por el doctor Luis Torrealba Narváez, doctor Alfredo Lozano Villegas,  Augusto Trujillo Ledezma, Balbino Blanco Sánchez, Erasmo Trujillo Ledezma y Rafael Michelena Plasencia, organiza un homenaje al desaparecido poeta, publicando parte de su obra en un lujoso folleto impreso en los talleres de la Imprenta Nacional. Además, develizan su retrato en el salón de sesiones del Concejo Municipal, efigie que años después es descolgada y de desaparecida por manos sacrílegas.

      Pérez Ramos, hombre y poeta, con su obra derriba las barreras del  tiempo para alcanzar la inmortalidad.

“Midiendo distancias/yo rezo a tus cenizas”.

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