Viniendo de La Encrucijada hacia Turmero nos encontramos con un sitio
llamado La Cruz de Hierro, al lado de un cerro de abundante vegetación, que en
su piedemonte la tierra cubre el sueño de miles de turmereños. Por infortunio
de la vida, el I0 de septiembre de 1952, Turmero se vistió allí de luto.
Los hechos
En la tarde de ese día los automotores avanzaban con extremada
preocupación, a consecuencia de una pertinaz lluvia que caía en toda la superficie
de nuestro valle. Una camioneta tipo ranchera, en su lento rodar, hacía el
viaje de Caracas a Guanare, transportando a cuatro religiosas de la Congregación
de Las Carmelitas, que iban a la capital espiritual de nuestro país para estar
presentes en los honores que se rendían a la Virgen de Coromoto, proclamada ese
año como Patrona de Venezuela. Ese vehículo resbala sobre la mancha mojada,
para colisionar contra un camión cargado de cerveza que se desplazaba en
sentido contrario. Luego del impacto y del ruido hondo, una realidad difícil
de enfrentar: dos monjas muertas y dos lesionadas, que j unto a la choferesa
son trasladadas al Hospital Civil de Maracay, donde fallece al día siguiente
otra hermana, que no pudo recuperarse de la gravedad de sus lesiones. La otra
congregacionista y la conductora sí lograron el restablecimiento pleno de la
salud.
El presbítero Trino de Jesús, que en esa fecha estaba al frente de la
Parroquia Nuestra Señora de Candelaria, solicita de la familia Reschop su
colaboración para velar los cuerpos de las occisas en su casa de habitación,
situada en la esquina de la Policía, frente a la plaza Mariño. A las once de
la noche, sobre los hombros de un pueblo afligido y del triste doblar de las
campanas, que esparcían su mensaje de dolor, desde el inicio de la tragedia,
los sagrados restos son llevados al templo de la ciudad, donde son expuestos
hasta el amanecer; luego son trasladados a Caracas para darles cristiana
sepultura. Meses después del infortunio, la señora Hercilia de Reschop tuvo el
deseo de levantar una capilla en el lugar del siniestro; pacientemente reunió
el dinero necesario por ofrendas del pueblo cristiano. Concluida la
edificación, las efigies de las fallecidas son colocadas en el altar del
pequeño santuario.
Documento oficial de la desgracia
El desventurado episodio quedó anotado en la memoria escrita de la
ciudad, con una sola partida de defunción, que se reproduce en toda su
textualidad: "N° 89. Ramón Guzmán, Alcalde del Distrito Mariño del Estado
Aragua, hace constar que hoy diez de septiembre de mil novecientos cincuenta y
dos, se presentó en este despacho un ciudadano que dijo llamarse Carlos Pérez Fridensberg, mayor de edad, natural
y vecino de este Municipio, quien expuso: 'Hoy a las siete de la noche, en el
sitio denominado La Cruz de Hierro, de esta jurisdicción, falleció a
consecuencia de accidente automovilístico, la madre Isabel de la Santísima
Trinidad, de sesenta y cuatro años, dos meses y cuatro días, que era hermana
Carmelita, que la causa principal del fallecimiento fue fractura del cráneo, según
certificación del doctor Jaime Bronfenmayer, médico titular. Se ignoran otros
datos'. Fueron testigos presenciales de este acto Armando Garrido y Rubén
Molina, mayores de edad, empleados públicos y de este domicilio. Leída la
presente acta, el exponente y testigos manifestaron conformidad y firman. El
Alcalde. Ramón Guzmán; exponente, Carlos Pérez F.; testigo. Rubén Molina; el
secretario, Pedro Viana".
Epílogo
A cuarenta y nueve años de la tragedia, ocasionada por ruedas de la
muerte, construyo, por observación in-situ, una tarde de candente sol estival,
la parte final del imborrable recuerdo. La Capilla fue demolida para dejar su
espacio a un complejo urbanístico privado; las fotos están desaparecidas y, en
un pequeñísimo espacio semejante a un closet, abierto en la pared perimetral de
la urbanización, se exhibe una placa que dice: 'Aquí, en horrible choque automovilístico
acaecido el día 10-9-52, ocurrió la tragedia que cortó la existencia de la Sup.
Gral. de las H.H.C.C. Madre Luisa Teresa del Niño Jesús. Madre Isabel y Sor
Auxiliadora. Q.E.P.D. Recuerdo de sus hijas".
Por reminiscencias de mi maestra revenguista Elsa Josefina Reschop, me
entero de que la religiosa sobreviviente del suceso, la madre Camila, por
muchos años laboró en el Colegio El Carmelo, Los Rosales, Caracas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario