martes, 6 de enero de 2015

TARDE DE LLUVIA Y DOLOR


Viniendo de La En­crucijada hacia Turmero nos encontramos con un sitio llamado La Cruz de Hierro, al lado de un cerro de abundante vegetación, que en su piedemonte la tierra cu­bre el sueño de miles de turmereños. Por infortu­nio de la vida, el I0 de septiembre de 1952, Turmero se vistió allí de luto.

Los hechos

En la tarde de ese día los automotores avanzaban con extre­mada preocupación, a consecuencia de una pertinaz lluvia que caía en toda la super­ficie de nuestro valle. Una camioneta tipo ranchera, en su lento rodar, hacía el viaje de Caracas a Guanare, transportando a cuatro religiosas de la Con­gregación de Las Car­melitas, que iban a la capital espiritual de nuestro país para estar presentes en los hono­res que se rendían a la Virgen de Coromoto, proclamada ese año como Patrona de Ve­nezuela. Ese vehículo resbala sobre la man­cha mojada, para colisionar contra un ca­mión cargado de cer­veza que se desplaza­ba en sentido contra­rio. Luego del impac­to y del ruido hondo, una realidad difícil de enfrentar: dos monjas muertas y dos lesiona­das, que j unto a la choferesa son trasladadas al Hospital Civil de Maracay, donde falle­ce al día siguiente otra hermana, que no pudo recuperarse de la gra­vedad de sus lesiones. La otra congregacionista y la conductora sí lograron el restableci­miento pleno de la sa­lud.

El presbítero Trino de Jesús, que en esa fe­cha estaba al frente de la Parroquia Nuestra Señora de Candelaria, solicita de la familia Reschop su colabora­ción para velar los cuerpos de las occisas en su casa de habita­ción, situada en la es­quina de la Policía, frente a la plaza Mariño. A las once de la noche, sobre los hom­bros de un pueblo afli­gido y del triste doblar de las campanas, que esparcían su mensaje de dolor, desde el ini­cio de la tragedia, los sagrados restos son llevados al templo de la ciudad, donde son expuestos hasta el amanecer; luego son trasladados a Caracas para darles cristiana sepultura. Meses des­pués del infortunio, la señora Hercilia de Reschop tuvo el deseo de levantar una capilla en el lugar del sinies­tro; pacientemente re­unió el dinero necesa­rio por ofrendas del pueblo cristiano. Con­cluida la edificación, las efigies de las fallecidas son colocadas en el altar del pequeño santuario.

Documento oficial de la desgracia

El desventurado episodio quedó anota­do en la memoria es­crita de la ciudad, con una sola partida de de­función, que se repro­duce en toda su textualidad: "N° 89. Ramón Guzmán, Alcalde del Distrito Mariño del Estado Aragua, hace constar que hoy diez de septiembre de mil novecientos cincuenta y dos, se presentó en este despacho un ciu­dadano que dijo lla­marse  Carlos Pérez Fridensberg, mayor de edad, natural y vecino de este Municipio, quien expuso: 'Hoy a las siete de la noche, en el sitio denominado La Cruz de Hierro, de esta jurisdicción, falle­ció a consecuencia de accidente automovilís­tico, la madre Isabel de la Santísima Trini­dad, de sesenta y cua­tro años, dos meses y cuatro días, que era hermana Carmelita, que la causa principal del fallecimiento fue fractura del cráneo, se­gún certificación del doctor Jaime Bronfenmayer, médico titular. Se ignoran otros da­tos'. Fueron testigos presenciales de este acto Armando Garrido y Rubén Molina, ma­yores de edad, emplea­dos públicos y de este domicilio. Leída la presente acta, el expo­nente y testigos mani­festaron conformidad y firman. El Alcalde. Ramón Guzmán; ex­ponente, Carlos Pérez F.; testigo. Rubén Mo­lina; el secretario, Pe­dro Viana".

Epílogo

A cuarenta y nueve años de la tragedia, oca­sionada por ruedas de la muerte, construyo, por observación in-situ, una tarde de candente sol estival, la parte final del imborrable recuerdo. La Capilla fue demolida para dejar su espacio a un complejo urbanístico privado; las fotos están desaparecidas y, en un pequeñísimo espacio semejante a un closet, abierto en la pared perimetral de la urbanización, se exhibe una pla­ca que dice: 'Aquí, en horrible choque auto­movilístico acaecido el día 10-9-52, ocurrió la tragedia que cortó la existencia de la Sup. Gral. de las H.H.C.C. Madre Luisa Teresa del Niño Jesús. Madre Isa­bel y Sor Auxiliadora. Q.E.P.D. Recuerdo de sus hijas".

Por reminiscencias de mi maestra revenguista Elsa Josefina Reschop, me entero de que la religiosa sobrevi­viente del suceso, la ma­dre Camila, por muchos años laboró en el Cole­gio El Carmelo, Los Ro­sales, Caracas.


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